martes, 28 de mayo de 2013

Ironman Lanzarote 2013: previa.



 Como me ocurre cada vez que viajo, valoro y disfruto de lo acontecido cuando regreso a casa. Y en este viaje de un año de duración han ocurrido muchas cosas. El Ironman de Lanzarote 2013 comenzó en Mayo del 2012 en el momento de la inscripción. Con el corazón latiendo intensamente, las manos frías y gotas de sudor que recorren la espalda, uno aprieta al Ok después de meter los datos de la tarjeta de crédito. Ya no hay marcha atrás. A partir de ese momento queda grabado a fuego la fecha: 18 de Mayo 2013, 22º IRONMAN DE LANZAROTE.

Alojamiento en Lanzarote.
Gran compañia  para desconectar de la carrera.



   Lo primero es hacerse un plan de entrenamiento compatible con el día a día (algo nada sencillo ya que el número de horas es elevado). En mi caso el entrenamiento se realizaría al medio día y los fines de semana. Comencé en Noviembre pero una Condromalacia en la rodilla derecha me hizo parar en seco el entrenamiento. Mentalmente me hundí un poco, porque la incertidumbre de cuando cesaría la lesión me tenía inquieto. Volví a la normalidad a partir de enero y pude ir completando los entrenamientos sin problemas. Durante muchas horas de entrenamiento iba visualizando como discurriría la carrera, que sentiría en el momento de cruzar la meta, si lloraría, si gritaría... no se muchas cosas.

Timanfaya y sus camellos.

  Los meses fueron pasando y la dureza de los entrenamientos fueron incrementándose. Llegó el mes de carga de bicicleta y la suma de horas semanales llegó a su máximo con 21 horas. Se hicieron normales salidas de 170km de bici seguidas de 1 hora de carrera para comprobar como se portaría mi cuerpo, entrenar la alimentación y preparar la mente para tantas horas de ejercicio continuo. Durante este periodo participé en varias pruebas de distinto nivel (Sueca, Arenales 113...) y la confianza fue aumentando ante las buenas sensaciones.

Degustación de moscateles en proceso.


  Y así llegó la semana del Ironman, y ante mi sorpresa, cada día me encontraba más tranquilo. Confiado en mis posibilidades y con el único objetivo de terminar y de disfrutar de un día que con tanta antelación había preparando hasta el último detalle. El jueves aterricé en Lanzarote a las 11:20 am y lo primero que vi por la ventanilla del avión fue la agitación de las palmeras. Con el viento ya contaba pero me sorprendió la intensidad del mismo. Día ajetreado en el que tuve que ir a recoger la bici  a Sand Beach y luego los dorsales a Club La Santa. Una vez hecho todo esto me junte con mis amigos y a disfrutar de lo que quedaba de día.

Subida al Mirador del Rio

  El viernes me desperté pronto y me fui con la bici a confirmar que todo estuviera correcto. Hice el comienzo del circuito de bici y pude comprobar sobre la bici que entre el viento, las cuestas y el estado de la carretera, la bici iba ser dura. Vuelta a casa a desayunar y a descansar todo lo posible. A las 17:00 voy a boxes a dejar la bici y las bolsas con todo el material lo más rápido posible para no ponerme nervioso y a la playa a disfrutar de la tarde.

Degustamos todo tipo de moscateles.

  Y llegó el día que tanto esperaba. Después de medio dormir suena el despertador a las 5:10 am, Laura, Mikel y Nerea se despiertan conmigo y bajamos hacia boxes. El hormigueo en la tripa ya no da tregua y intento llevar los nervios como buenamente puedo. Solo me falta hinchar las ruedas y colocar los geles en la bici para tener todo el material preparado. El silencio que hay es chocante para la cantidad de triatletas que estamos en boxes. Las caras son de tensión y máxima concentración. Me enfundo hasta la cintura el neopreno y me voy para la playa a relajarme con Laura y mis amigos. Me transmiten tranquilidad, confían en mi y me recuerdan que disfrute del día. Falta 20 min para la salida y empieza a llover . Me despido y me voy a remojarme al mar para ajustarme el gorro y las gafas. Nos gritan que vayamos a colocarnos a la salida y hago caso.

6:40 de la mañana, 20 min para el comienzo.

  Me coloco de la mitad hacia atrás ya que no soy un buen nadador y no quiero recibir demasiados golpes. La tensión en estos momentos es máxima. 1900 gorros naranjas estamos esperando el pistoletazo de salida. Se me ponen los pelos de punta, pronto para emocionarme, queda todo el día.     

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