km 28 |
Giro de la primera vuelta en playa Honda. Una cuarta parte hecha, ya queda menos y me siento genial. Sigo con el plan de andar en los avituallamientos y gel cada 5km. Llego al final de la primera vuelta en la zona de meta y me colocan la primera goma de color amarilla, esto me anima. Mis amigos me dicen que he tardado 1h 40min para hacer la media maratón. Asumo el riesgo y continuo.
En la segunda vuelta el cuerpo sigue respondiendo bien, mentalmente me encuentro bien pero a mi alrededor la imagen de los corredores empieza a cambiar. Se ve gente sentada con arcadas, alguno tumbado en el suelo mareado y hay mucha gente caminando. Yo concentrado en lo mío. Nuevo giro, esta vez el corto antes de llegar al aeropuerto, paso por encima de la alfombra de control de tiempo y pienso que mi hermano me estará controlando desde casa y eso me anima.
Giro en la zona de meta. |
La segunda vuelta llega a su fin, pulsera azul colocada, ya solo falta 1 vuelta de 11km y el Ironman es mío. Este pensamiento en vez de empujarme en este último esfuerzo me relaja y me lleva a una situación que antes nunca había vivido. Y es que me quedo VACIO. Me han desaparecido las fuerzas y tengo que parar de correr y comenzar a caminar. No me entran más geles pero se que tengo que comer si quiero continuar. Llego al primer avituallamiento y cojo 4 trozos de naranjas y agua. Este año no hay Coca-cola y se que me hubiese venido bien en estos momentos. Termina el avituallamiento e intento comenzar a correr pero no puedo mover las piernas, me pesan como si me hubieran llenado las zapatillas de plomo.
Llevo una pájara de campeonato. Asimilo la situación, se que voy a llegar a meta y que toca sufrir unos cuantos kms. Me faltan 7,5 kms pero parece que me faltara toda la maratón. Tengo que llegar al siguiente avituallamiento y comer, pero parece no llegar nunca. Son estos momentos los que hacen especial esta distancia y es que te lleva al límite.
km 40. |
Llego por fin al avituallamiento antes del giro y me abalanzo sobre la bandeja de naranjas. Empiezo a comer un trozo detrás de otro. Que imagen tengo que estar dando pero es que tengo mucho hambre. Veo que el cuerpo responde y arranco a correr de nuevo. No es con la frescura del principio pero el simple hecho de correr es una alegría. Último giro, solo queda 5,5km, ya ha pasado el momento duro, y es momento de terminar este Ironman. Los kms pasan y me fijo en los demás corredores. Hay quien va por la primera vuelta y ya va caminando, quien está sentado con angustia porque su estómago no le da tregua, quien su cuerpo se retuerce y coge posturas no muy cómodas a la hora de correr, pero lo que si veo en los ojos de todos los participantes es ese afán de superación que les llevará a meta aunque les cueste 17 horas.
Mi momento ha llegado. Después de 6 meses de duro entrenamiento, madrugones, quitar tiempo a los que me quieren, por fin voy a cruzar esa meta que tantas veces la he imaginado. Me paro para saludar a mis amigos y le doy un beso a Laura. Hago andando estos últimos 30 metros. Ya he corrido suficiente por hoy.
Entrada a Meta. |
El público anima aunque no me conocen. El speaker dice mi nombre y dice que soy un Ironman. Me siento contento por haberlo conseguido pero no me emociono, no lloro, estoy VACIO. Lo he dado todo. Me siento vacío física y mentalmente. Mucho tiempo esperando alcanzar este momento y por fin lo he conseguido.
En muchos libros de grandes montañeros, cuentan que después de realizar esfuerzos sobrehumanos por alcanzar la cumbre, una vez en ella se sienten Vacíos, ausentes de emoción . Así me he sentido yo en mi pequeña cumbre. Con el paso de los días voy saboreando cada segundo vivido en esas 12h y 12 minutos del 22º Ironman Lanzarote.
Quería terminar dando las gracias a mis amigos y familia por todos los ánimos que he recibido y a la peña Ciclista de Dolores por ayudarme a ponerme en forma sobre la bici.
Gracias |